
Dentro de la denominación Reacción Adversa al Alimento (RAA) se engloban dos entidades diferentes.
- Alergia alimentaria: donde la ingesta de un determinado alimento desencadena una reacción alérgica propiamente dicha.
- Intolerancia alimentaria: no ligada a mecanismos inmunomediados.
Los síntomas pueden aparecer a cualquier edad y son prurito no estacional, eritema y signos gastrointestinales.
Los alimentos que más habitualmente se asocian a RAA son pollo, ternera, cerdo, pescado y derivados lácteos. Con menos frecuencia también se ven implicados soja, arroz, maíz, trigo, aditivos y conservantes.
Llegar a identificar qué alimento es el responsable a menudo es un proceso muy laborioso y que requiere de tiempo, dedicación y paciencia por parte del propietario.
En primer lugar se debe realizar una dieta de eliminación, bien diseñando una dieta casera con proteína novel, o bien utilizando un pienso comercial de proteína hidrolizada.
Pasadas ocho semanas, si se constata una mejoría del cuadro clínico, es imprescindible realizar una dieta de provocación, que consiste en volver a administrar la misma dieta que consumía el paciente antes de comenzar el ensayo. Sólo en el caso de que haya una recaída con empeoramiento de la sintomatología podremos llegar a un diagnóstico definitivo de RAA.

Aunque el manejo terapéutico se puede realizar manteniendo de por vida la misma dieta (proteína novel o proteína hidrolizada), es muy recomendable reintroducir alimentos de manera unitaria, paulatina y reglada con el fin de identificar al alimento responsable de la sintomatología.