Los ácaros del polvo son el alergeno más frecuentemente implicado en cuadros de dermatitis atópica canina y felina. Uno de los métodos terapéuticos básicos en dermatología veterinaria consiste en evitar el contacto con el alergeno principal o minimizar su presencia en el entorno. Para ello puede ser útil seguir algunas de estas recomendaciones:
– Evitar el empleo de alfombras.
– La cama de la mascota debe ser de material sintético, evitar los rellenos de plumas o lana.
– Las revistas, periódicos y libros, pueden actuar como “acumuladores de ácaros del polvo”.
– Evitar las plantas ornamentales, su presencia aumenta la humedad ambiental y favorece el desarrollo de ácaros.
– Lavar el material textil con frecuencia, en agua caliente (60º C)
– Mantener la humedad relativa por debajo del 50% mediante el empleo de deshumidificadores.
– Emplear fundas de plástico para cubrir sofás y camas.
– No permitir que nuestra mascota juegue con elementos textiles (nudos de algodón, peluches, pelotas de trapo…) Sus juguetes deben ser de vinilo o latex.
– Aspirar los suelos con frecuencia.
– Eliminar el pelo muerto y descamaciones de nuestra mascota, mediante el cepillado diario en el exterior de la vivienda. (Terraza, parque)
Es importante tener en cuenta, que aunque hiciéramos todo lo anteriormente descrito de manera rigurosa, es muy poco probable que la alergia de nuestro perro o gato se resolviera completamente. Por tanto, no se trata de obsesionarse con medidas drásticas, si no de tomar conciencia de que algunas de estas acciones pueden hacer un poco más fácil la vida de nuestro mejor amigo.